
Lejos del Himalaya y lejos también de Kate y Alexander Cold, se escondía el segundo hombre más rico del mundo, se hacía llamar a sí mismo: “el coleccionista”.
Durante su vida había conseguido mucho dinero, y ahora que comenzaba a sentirse viejo, había desarrollado la fascinación por coleccionar objetos extraños y curiosos. Tenía ya una variedad de objetos: el manuscrito más antiguo del mundo, la máscara de Tutankamón, una bomba nuclear, piedras de la luna y la fórmula de la coca-cola. Ahora había escuchado una leyenda y quería robar ese objeto.
La leyenda que escuchó fue de la estatua del dragón de oro, del reino prohibido, la cual tenía poderes mágicos para predecir el futuro, esta se usaba por el bien de la nación, pero el coleccionista lo quería para sus propios fines.
Para esta operación contrato a un villano que se hace llamar: “el especialista”. Era capaz de lograr cualquier cosa por una gran cantidad de dinero. Hablaban por teléfono dándose las explicaciones necesarias.
El trato está hecho el Dragón de Oro del reino prohibido sería suyo.