CAPÍTULO 1 "EL VALLE DE LOS YETIS".


Dos monjes, maestro y discípulo caminaban por las altas y gélidas montañas del Himalaya  bajo un frío glacial, sin mayor equipaje que harina seca y una pérdiga  (una especie de bastón)  que les servía de apoyo y apenas unos abrigos.  El maestro, Tensing, era alto musculoso, daba la apariencia de ser un gran guerrero, sin embargo la firmeza y bondad de su mirada decían todo lo contrario. Era capaz de leer el aura de las personas y animales, comunicarse telepáticamente; y  tenía una gran virtud: la paciencia. Su discípulo Dil Bahadur, príncipe y heredero al trono del Reino Prohibido, era menos paciente, en ocasiones le dominaba el miedo  y tenía gran curiosidad por muchas cosas.



Su viaje,  estaba lleno de peligros, incomodidades y sobre todo mucho frío.  Su destino era el Valle de los Yetis,  donde recogerían plantas medicinales, raíces y yerbas que solo crecían en aquel lugar. Después de grandes esfuerzos por mantenerse vivos a pesar del frío y sorteando animales salvajes y grandes abismos que en ocasiones impedían su camino. Cuando llegaron al valle de los yetis se dieron cuenta que era simplemente maravilloso: había numerosas fuentes termales, grandes arbustos y una gran cantidad de vegetación.

-Los yetis están extinguiéndose- comenzó Tensing- Alguna vez tuvieron una civilización tan avanzada como la de los humanos.

Tensing se encontró una piedra que resultó ser excremento de Dragón, y tenía muchas propiedades mágicas, entre ellos era medicinal y desviaba ciertos metales. Se apresuraron a hacer un té en una de las fuentes termales, el agua cobró un tono violeta, Después se acostaron a dormir. Al despertar se encontraban rodeados de unos seres de pequeña estatura: los yetis.

Éstos no medían más de metro y medio. Su piel estaba cubierta de pelo blanco enmarañado y sucio. Sus lenguas eran moradas, sus caras chatas y tenían unos grandes pies. Todos blandían sus armas en dirección a ellos. Pronto se acercó la líder de los Yetis. Como no hablaban español,  maestro y discípulo se comunicaron con telepatía.

Grr-ympr (así se llamaba la anciana yeti) les mostró el valle. Pudieron notar que los yetis estaban enfermos, extinguiéndose. Comenzaron a curarlos. No habían terminado cuando ellos mismos comenzaron a vomitar bilis. Se dieron cuenta que el agua que habían tomado en el valle, aquella de color púrpura es la razón de la enfermedad de los yetis. Comunicaron a los yetis que desde ahora tenían prohibido beber de esas aguas.

En recompensa por salvar la tribu de los Yetis, Grr-ympr les mostró un nuevo camino para salir del valle, con el cual podían ahorrarse hasta dos tercios del camino.